BIENVENIDO/A

Espacio de relajación y reflexión, el diván tiene sus orígenes en la antigüedad al discurrir a largo de las paredes de las viviendas romanas más acomodadas y constituir en la arquitectura palaciega islámica una estancia privada común para el reposo y el deleite.

"El diván de Nur" viene a ser un lugar virtual para la catarsis que provocan enclaves, historias, vidas, ciudades, sitios y paisajes del mediterráneo.


Una mirada introspectiva, retrospectiva y exploratoria por al-Andalus, el Magreb y la diversidad cultural del Mare Nostrum de una historiadora en permanente búsqueda

sábado, 13 de julio de 2013

Tánger. Espíritu internacional


Vuelvo a Tánger y me resulta muy difícil definir cómo esta ciudad de tantos contrastes  me incita a regresar. No he logrado hallar las razones que me llevan a ello pero siempre en mi retina han quedado clavados sus contornos blancos y colinas que se avistan cuando el barco se aproxima a puerto. En mi adolescencia, desde las playas de Barbate ya sentía curiosidad por saber qué deparaba aquella imagen blanquecina a la par tan misteriosa y cuyas ondas llegaban a mi transistor con un dialecto árabe y algunas palabras en español o francés. El destino me ha recompensado con su visita, múltiples retornos y sobre todo con el dulce placer de disfrutar de veladas y paseos con buenos amigos.  

En todo este tiempo he aprendido a valorar que Tánger no debe considerarse ciudad comercial de paso sino que su capacidad camaleónica de transformarse desafía al movimiento y a la percepción deparando múltiples miradas que han de captarse. Fronteriza, mediterránea, sincrética, portuaria, bulliciosa y alegre, Tánger simboliza la apertura “iftitah” ( افتتاح ) como entrada a África y al Magreb a la vez que sigue congregando a gentes de todas partes del mundo como se detecta en su fisonomía urbana al albergar consulados, embajadas y residencias de distintos países. 

De hecho y desde el tratado de Algeciras que supuso el reparto de África, entre los años 1923-1956 la ciudad gozó de un status especial llegando a ser gobernada por una comisión internacional de seis países (Portugal, Francia, Italia, España, Inglaterra, Países Bajos). Sus cafés, casinos, cabarets y hoteles acogieron a espías, aventureros, comerciantes, diplomáticos y artistas como Bowles, Capote, Tennessee Williams o  Jean Genet, atraídos por un encanto al que se ya se rindieron Delacroix, Fortuny o Matisse. De hecho, circula una leyenda que apunta que la película Casablanca interpretada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, fue la internacional y cosmopolita Tánger.

Este tema conocido y tratado magníficamente por autores como Lepoldo Ceballos y Rocío Rojas-Marcos me ha llevado a reencontrarme con lugares tocados por la inspiración, el testimonio, el recuerdo y el tributo a aquellos años.


Marshan, barrio a unos quinientos metros de la puerta de la Kasba abre su horizonte a la inmensidad del atlántico desde las panorámicas vistas de una necrópolis púnica-romana. Los tangerinos pasan las tardes sentados en las fosas divisando un estrecho que casi parece tocarse y desde donde puede apreciarse de manera nebulosa, la ensenada de Bolonia. Justo al lado, una pintoresca calle conduce al mítico Café Hafa fundado en 1921. 

Atravesando su humilde puerta no se espera la potente irrupción de  un  abrupto acantilado. Desafiando a la gravedad, terrazas en paralelo salpicadas por agradables arboladas invitan a quedarse todo el tiempo posible para evadirse serenamente mirando las columnas de Hércules. Paul Bowles volvía siempre que podía para seguir soñando bajo el deleite de un té verde con hierbabuena. De manera que Hafa pese su simplicidad arquitectónica y ante el poder paisajístico que otorga una espectacular caída libre al océano sigue conservando un magnetismo cautivador al que sucumbieron también los Beatles, los Rolling Stones, Sean Connery, Churchill o los propios marroquíes Mohamed Choukri o Tahar Ben Jelloun.


Terraza del Café Hafa al atardecer

De Marshan regresamos a la medina para depararnos nuevas sorpresas. Cerca del zoco chico, una pequeña calle conduce a la mellah o judería tal y como nos advierten las joyerías y una antigua sinagoga convertida en sede de la Fundación Lorin donde pueden hallarse fotografías de este periodo cosmopolita de la primera mitad del siglo XX. Salpicada por algunas fondas, las calles nos adentran a una bifurcación laberíntica que esconde el edificio de la Legación Americana. Regalado en 1821 por el sultán Mulay Slimane al presidente nortamericano James Monroe, sirvió de sede diplomática estadounidense si bien hoy es un museo que acoge una interesante colección de artistas que retrataron paisajes y costumbres marroquíes como James Mcbey, Delacroix, Fortuny o Kokoscha. Uno de sus elegantes salones conduce a una pasarela que atraviesa la calle desembocando a un inmueble de estilo hispanomorisco dedicado al legado de Paul Bowles. Inspirada en la habitación de su vivienda, su sala dispone de recuerdos fotográficos, correspondencia, biblioteca así como su trabajo de exploración musical que llevó a cabo por distintas regiones de Marruecos en el año 1959.

Truman Capote, Jane y Paul Bowles en Tánger. 1949.


Edificio hispanomorisco anexo a la Legación Americana que conserva el legado de Bowles en Tánger


En el corazón de Tánger, el gran zoco o la Plaza 9 de Abril, se revive el espíritu internacional merced a una confluencia de fundaciones y partenariados de distintos países cuyas contribuciones salvaron el ruinoso cinema Rif para convertirlo en un interesante proyecto. La cinemateca de Tánger abrió sus puertas gracias a la labor de una activa asociación que pretende apoyar la cultura cinematográfica sin incurrir en la hegemonía de las películas comerciales. 



Espacio mixto dispuesto de café, terraza, biblioteca-cinemateca, salas de proyección y áreas para actividades paralelas, aporta tintes de vanguardia y modernidad a la ciudad. Una especie de Cinema Paradiso con aire melancólico y una muestra más de que Tánger invita nuevamente a quedarse, al menos para hacer una parada en el tiempo por los tres inspiradores lugares que acabamos de pincelar. 

Cinemateca de Tánger

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