BIENVENIDO/A

Espacio de relajación y reflexión, el diván tiene sus orígenes en la antigüedad al discurrir a largo de las paredes de las viviendas romanas más acomodadas y constituir en la arquitectura palaciega islámica una estancia privada común para el reposo y el deleite.

"El diván de Nur" viene a ser un lugar virtual para la catarsis que provocan enclaves, historias, vidas, ciudades, sitios y paisajes del mediterráneo.


Una mirada introspectiva, retrospectiva y exploratoria por al-Andalus, el Magreb y la diversidad cultural del Mare Nostrum de una historiadora en permanente búsqueda

domingo, 9 de abril de 2023

Los constructores de la Alhambra

Anoche tuve la oportunidad de ver el documental "Los constructores de la Alhambra" de la directora y guionista Isabel Fernández y he disfrutado como quien lo hace del deleite sosegado de un buen manjar. Se aprecia el esfuerzo técnico del equipo, planos, fotografía y  luz formidables, sobre todo los nocturnos así como el afán por recrear el proceso constructivo del último gran monumento de la historia de al-Andalus. Desde los tapiales, la menudencia de su carpintería, las yeserías y las pinturas.


Lo elogiable de esta obra concebida como un documental-película ha sido desvelar los significados de la Alhambra más allá de lo estrictamente arquitectónico. 
Como historiadora y patrimonialista de al-Andalus, resulta difícil resistirme alabar los comentarios de tan buenos expertos, especialmente de mis admirados Jesús Bermúdez y José Miguel Puerta.
El vestuario sigue con rigor los patrones iconográficos nazaríes, igual que los rituales (funerarios, sufíes y festivos como el mawlud). En cada detalle tanto de guión como de recreación podemos apreciar que se ha llegado a una profundidad fílmica inaudita incluso literaria, paisajística y psicológica de sus dos principales hacedores, los sultanes Yusuf I y Muhammad V; una verdadera proeza. Se tratan incluso aspectos cosmogónicos, epigráficos, poéticos y lingüísticos del propio monumento, muy difíciles de transmitir y logrados con ingenio y una sensibilidad únicos.


No menos relevante es su principal protagonista, el gran polígrafo Ibn al-Jatib, último de los grandes sabios de al-Andalus del que se plasma su labor como visir, poeta y médico así como su agudeza en el análisis de la peste negra como se refleja en el tratado que redactó. Quizás se hubiera echado en falta recordar que su “Al-Lamha al-badriyya fi l-dawlat al-Nasriyya”, conocida también como su “Historia de los Reyes de la Alhambra” alude a todos los sultanes nazaríes, inclusive su fundador, Muhammad I. 

Podríamos seguir ensalzando esta joya cinematográfica pero no pretendemos ser cansinos y no desvelar más detalles para disfrutarlos en la gran pantalla. Permítanme una última reflexión sobre la autoctonía sincrética de al-Andalus sin pretender caer en el chauvinismo. Conviene recordar que Ibn al Jatib nació en Loja e Ibn Zamrak y los sultanes de nazaríes que aparecen en la película lo eran de Granada. Quizás la licencia artística del acento arabizado del personaje que encarna a Ibn al-Jatib, puede llevarnos inevitablemente al tópico romántico y orientalista de percibir al-Andalus como un impasse exótico y accidental de ocho siglos en la historia de al-Andalus. 

Igual que los omeyas fueron cordobeses, excepto Abd al-Rahman I, los reyes de taifas de Badajoz, Almería, Toledo, Zaragoza o Silves, los nazaríes fueron granadinos y en suma andalusíes. Porque al-Andalus supuso un proceso progresivo de arabización e islamización de una población autóctona como la peninsular. Una sociedad diversa que fue adaptándose o no progresivamente a los nuevos patrones gubernamentales, religiosos y étnicos así como a sus fluctuaciones migratorias que variaron a lo largo de sus ocho siglos de diferentes maneras. Evidentemente la llegada de contingentes arabo bereberes cambiaron la península en el siglo VIII pero fue la población indígena la que evolucionó a lo largo de los siglos de la misma manera que también lo hicieron los pueblos íberos cuando llegaron los romanos, y acabaron romanizándose. 

Los constructores de la Alhambra ponen a nuestro país, patrimonio e historia en el lugar que merecen y abre una puerta a que miremos con respeto y conciliación  el penúltimo siglo de la historia de al-Andalus, como cualquier otro período con sus luces, sus sombras, sus avances y su esplendor; “al-Lamha al-badriyya”, es decir, el resplandor de la luna llena que nos dejó Ibn al-Jatib.

Virginia Luque Gallegos. https://about.me/virginialuque
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