Biografiar, aún de forma abreviada, la figura de
José Cruz Herrera, es labor que asombra gratamente. Pocas veces toparemos con
un itinerario artístico tan impar y productivo como la de éste paladín de la
pintura orientalista andaluza en el Marruecos francés.
La vida del linense José Cruz Herrera está relacionada
fundamentalmente con la ciudad de Casablanca, aunque no nació en esta ciudad,
estuvo predestinado a residir en ella, y ambos se pertenecen. Dicha
ciudad aparece por doquier en su obra como un tema
recurrente.
José
Cruz Herrera quien instalado en
Casablanca muestra a través de su pintura una pasión por el retrato de los
diferentes personajes de la sociedad marroquí (Judíos, Beréberes), en su
mayoría mujeres llenas de personalidad y representadas en un ambiente de
festividad y alegría, como se puede apreciar en la joven música marroquí, la
fiesta en Rabat, la muchacha marroquí con jarrón y flores, o la alegría de
vivir, de tal forma que este artista se convierte en el pintor de la risa y de
la alegría así como , al igual que Bertuchi en otro de los representantes de la
vida y costumbres
Su aproximación a los habitantes autóctonos, se
distinguió fundamentalmente por su
talante respetuoso, ofreciendo una imagen del Marruecos francés no peyorativa
ni paternalista, todo lo contrario una imagen idílica y en la que los fantasmas
y prejuicios tendían a desaparecer o brillaban por su ausencia.
Marruecos
es esa heteropía soñada por los pintores del XIX y del XX
que en
busca de nuevos horizontes o de una nueva inspiración, se desplazan a este entorno geográfico llamado Oriente.
España tenía al Oriente al otro lado del
estrecho de Gibraltar.
Esta referencia a la proximidad geográfica y la hermandad histórica entre ibéricos y
magrebíes no es nueva y fue también
recogida antaño por escritores españoles fascinados y atraídos por
Marruecos. "Otra cosa les digo para que se pongan en los cierto a entender de guerras africanas y es que el moro y el español son más hermanos de lo que parece.Quiten un poco de
religión, quiten otro poco de lengua, y el parentesco y aire de familia saltan
a los ojos. ¿Qué es el moro más que
un español mahometano? ¿Y cuántos españoles vemos que son moros con disfraz de
cristianos?”. Así se expresa el renegado González Ansúrez en la novela Aita Tettaouen de Pérez Galdós que tiene Tetuán como escenario.
Las tres amigas. 1938. Cruz Herrera |
Allá y a
comienzos de los cuarenta, el gran escritor Yeclano Azorín, escribía en su ensayo: El
paisaje de España visto por los españoles lo que sigue: “Se escucha a lo lejos la
melodía de un canto popular. ¿África? ¿España? El porvenir de Europa está en
África; los más próximos hermanos de los españoles están pasando el Estrecho,
aquende el Atlas”.
En opinión de los entendidos de la materia, José
Cruz herrera ha sido el pintor del Marruecos Francés o “el Jacques Majorelle”
andaluz por excelencia y quien tuvo el don de plasmar mejor que nadie el paisaje,
el ambiente, los colores y el alma marroquí
La
obra del pintor orientalista José Cruz Herrera, se enmarca, o mejor dicho se
inscribe en esa larga tradición pictórica española en Marruecos, y cuyos más
ilustres representantes fueron : Mariano Fortuny, José
Gallegos Arnosa , José Navarro Llorens, Antonio Muñoz Degrain , José Benlliure
Gil , Gonzalo Bilbao, Ricardo López Cabrera, Josep Tapiró, Mariano Bertuchi,
Juli Ramis, Antonio Fuentes.
©Mustafá Akalay Nasser. Geógrafo-Urbanista.Profesor Adjunto Universidad Paris 13